Por Juan Ramos
Si hay una actriz joven que haya saltado a escena en lo que llevamos de siglo XXI y que yo admire, ella es Mónica Spear. Como tantas actrices venezolanas todo empezó con su participación en el concurso Miss Venezuela del que fue ganadora en 2004. Pero Mónica ha demostrado con creces ser mucho más que una mujer hermosa.
Probablemente Mónica Spear sea la mejor actriz de telenovelas de su generación. Y estoy hablando en todo el continente. Ahora mismo nos está ofreciendo un gran papel como Bianca Santillana en Pasión prohibida. Su todavía corta pero brillante carrera comenzó en 2006. Hagamos un repaso a sus personajes.
Su debut fue como antagonista en la telenovela venezolana El desprecio de RCTV donde interpretó a Tamara Campos.
Luego, en 2007, vino su primer protagónico en Mi prima ciela, también de RCTV, donde su personaje se llamaba Graciela (alias “ciela” y de ahí el título), una joven que sufre de aplasia medular. Desde ahí supimos que estábamos ante una gran actriz.
Después protagonizó Calle Luna, Calle Sol y tuvo una participación en Que el cielo me explique.
En 2010 interpretó uno de sus mejores papeles como Micaela Gómez, la primera protagonista de una telenovela con síndrome de asperger. Fue en La mujer perfecta, original de Leonardo Padrón para Venevisión.
Fue muy acertada la decisión de Telemundo de contratarla entonces. Ya en 2011 tiene su primer protagónico en una telenovela internacional, Flor salvaje, filmada en Colombia. Aunque la historia prometía mucho nunca llegó a despegar del todo y Mónica no puedo demostrar lo buena actriz que es. A parte del desarrollo dramatúrgico de la telenovela, que no tiene nada que ver con los actores, sino con los escritores, directores y productores, a Mónica le costó adaptarse al acento “neutro” que tuvo que adquirir y esto le resto algo de frescura a su interpretación.
Ahora, en Pasión prohibida, por el contrario, está esplendida en su papel de protagonista ambigua. Bianca Santillana es una mujer joven pero extremadamente elegante. Siempre seductora pero nunca vulgar. Calculadora pero no fría. Y, sobre todo, con un gran sentido del humor.