Se que con esta columna prácticamente firmo mi sentencia de muerte así como Nora lo hizo la tarde de ayer en El Color De La Pasión. Pero les tengo que confesar que odio no amar esta telenovela. ¿Porqué? Porque tiene todos los elementos para ser un éxito, un clásico, de la pluma de José Cuauhtémoc Blanco que nos ha traido grandes melodramas tradicionales con el respeto que el genero se merece. Pero simplemente El Color de la Pasión nunca me terminó de gustar a pesar de tener un elenco balanceado entre nuevas caras y caras ya conocidas.
A pesar de que siempre se ha dicho que nunca se estancó, que siempre pasaba algo, esto no lo veo así. Yo la vi muy estancada principalmente en sus primeros meses de transmisión. Lucia indecisa por todo, porque seguía dolida por el plantón que le dieron en la iglesia. Eso se lo pasamos, pero otras historias no funcionaban porque todo giraba entorno a lo mismo. ¿Qué pasó con la venganza del inicio? Una venganza muy desdibujada en donde se pudo hacer más y sacarle más provecho, pero jamás se hizo algo interesante. Esa venganza solo sirvió para seguir dandole vueltas a lo mismo. ¿Cual fue el error? Que estas historias se cuentan en pocos capitulos, esta historia no daba para más de 90 capitulos pero se hizo de 120, más el final. Entonces que hacen? Relleno y más relleno.
Hubo unas muertes innecesarias para la historia, aunque si lo vemos por el lado positivo eso es bueno para el público porque caían de sorpresa. La gran actriz Claudia Ramirez, la sentí desaprovechada. Era para que le sacaran más provecho a tener semejante pedazo de actriz dentro del elenco y lo mismo va para la señora Helena Rojo. La historia transcurrió y el inicio no tuvo nada que ver con lo que ahora estamos viendo. El tono general de la telenovela fue tibio y aunque si se reconoce que tuvo momentos dramaticos y buenos, no se quedará como un clásico, si no como una telenovela más.